El péndulo hemisférico: la hora de la centroderecha

Por Librado Linares Garcia




La entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado no es solo un reconocimiento a su valentía personal. Es, sobre todo, la confirmación de que América Latina y el Caribe han entrado en una nueva etapa política. El progresismo y el populismo de izquierda, tras dos décadas de hegemonía, han agotado su narrativa y dejado tras de sí un saldo de autoritarismo, inflación, déficit fiscal, endeudamiento, corrupción, violencia y penetración del narcotráfico. Estados sobredimensionados, convertidos en hervideros de burocracia y clientelismo, han sofocado la productividad y la competitividad. 


Ese agotamiento ha abierto paso a una nueva narrativa: respeto irrestricto a la democracia y la república, disciplina fiscal, economía de mercado, seguridad ciudadana y relaciones internacionales pragmáticas. El péndulo ya se ha desplazado en países como Argentina, Uruguay, Paraguay, Guatemala y El Salvador, donde la ciudadanía ha optado por gobiernos que devuelven orden y estabilidad. En Chile, el peso estratégico de su economía y su institucionalidad coloca a José Antonio Kast como favorito inobjetable, lo que marcaría un giro decisivo hacia la centroderecha en el Cono Sur. 


En Panamá, bajo la presidencia de José Raúl Mulino, se refuerza la seguridad y se proyecta una política exterior activa en defensa de la democracia regional. En Bolivia, la centroderecha ha triunfado de manera inobjetable, marcando un giro político claro tras el desgaste del MAS. En Ecuador, el proceso está en marcha, aunque la izquierda conserva fuerza y disputa espacios. Y Costa Rica, depositaria histórica de la democracia, mantiene instituciones sólidas y un sistema político estable, pero enfrenta retos económicos que demandan pragmatismo y reformas para sostener su modelo. 


María Corina Machado, al recibir el Nobel, se convierte en evidencia inobjetable de este nuevo ciclo. Representa la derrota moral del autoritarismo, la validación internacional de la lucha democrática y el rostro de una narrativa que apuesta por valores tradicionales, mercado abierto, republicanismo y relaciones constructivas con Estados Unidos y el mundo democrático. 


Este giro no puede quedarse en victorias aisladas. Es necesario consolidar un programa común que garantice democracia y república sin concesiones, disciplina fiscal y reducción del tamaño del Estado, apertura económica y competitividad global, lucha frontal contra la corrupción y el narcotráfico, seguridad ciudadana como prioridad y relaciones internacionales pragmáticas y constructivas. 


El Nobel de María Corina Machado confirma que el populismo de izquierda ha agotado su narrativa. América Latina y el Caribe tienen hoy la oportunidad de relanzar sus valores republicanos y democráticos, consolidando gobiernos que apelen al orden, la libertad y la productividad. La hora de la centroderecha ha llegado, y con ella la posibilidad de construir un futuro de estabilidad y prosperidad.

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