Cuba: Protestas y Derechos Humanos, la Dignidad en Rebelión
Por Librado Linares Garcia
Un país en pie de protesta.
El Observatorio Cubano de Conflictos ha documentado 1326 protestas en noviembre, el quinto mes consecutivo en que se rompe un récord. No son cifras frías: detrás de cada número hay familias que sufren apagones interminables, hambre, falta de agua potable y una represión que no da tregua. El malestar social se ha convertido en un grito colectivo que atraviesa provincias y pueblos, desafiando el miedo impuesto por las condenas de cárcel a los líderes más visibles.
El eco del 11J que no se apaga
Desde la histórica protesta del 11 de julio de 2021, el pueblo cubano ha demostrado que la represión no basta para silenciarlo. En Baire, Contramaestre, los vecinos salieron con calderos y consignas reivindicativas. En Gibara, la exigencia fue clara: “¡Pongan la corriente!” y “¡Libertad!”. Son escenas que recuerdan que la dignidad no se negocia, que la paciencia se agotó y que la ciudadanía está dispuesta a reclamar lo que le pertenece. El contraste con la Declaración Universal
El 10 de diciembre de 1948, el mundo proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, un pacto moral que consagra derechos básicos:- Vida, libertad y seguridad (Art. 3).
- Alimentación, salud y vivienda digna (Art. 25).
- Libertad de expresión, asociación y reunión pacífica (Arts. 19 y 20).
Mientras el planeta celebra este aniversario, en Cuba esos derechos son pisoteados. La contradicción es brutal: un pueblo que exige lo mínimo frente a un régimen que niega lo esencial.
La raíz de la lucha cívica
En 1976, desde las cárceles cubanas, nació el primer Comité Cubano de Derechos Humanos. Fue el inicio de una oposición que decidió levantar la bandera de la dignidad y apostar por la lucha cívica en lugar de la violencia. Hoy, el Movimiento Cubano Reflexión, que cumple 31 años en esta fecha simbólica, reafirma que los 30 artículos de la Declaración Universal son la brújula para articular campañas que conduzcan a la conquista de derechos.Dos bloqueos, una misma asfixia
La ratificación de los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, junto con el abandono de la política de “tolerancia cero”, abriría el camino hacia un movimiento ciudadano capaz de dinamizar cambios profundos. Solo así se podrían superar los dos bloqueos que mantienen a Cuba empantanada: el externo y el interno. Porque el verdadero muro que asfixia a la nación es el que levanta el propio régimen contra su pueblo.El aniversario de la Declaración Universal no es un ritual vacío. Es un recordatorio de que los derechos humanos no son concesiones, son conquistas universales. En Cuba, las protestas son la prueba viva de que la dignidad humana no se rinde. El pueblo ha hablado y seguirá hablando, aunque intenten silenciarlo. La historia demuestra que ningún poder puede sofocar indefinidamente la voz de la libertad.

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