Accidentes laborales en Cuba: la crónica de una negligencia anunciada.

Por Librado Linares Garcia
La explosión ocurrida hoy en Camajuaní, en la llamada "Casa de los Trabajos del Barrio Parrandero Los Chivos", es solo el último capítulo de una larga historia de desidia institucional. 

Un contenedor de voladores estalló con gran magnitud, dañando viviendas cercanas y dejando lesionados. Según vecinos, allí se confeccionaban fuegos artificiales, una actividad que debería realizarse exclusivamente en pirotecnias habilitadas. 

El hecho de que el siniestro ocurriera antes de iniciar la jornada laboral evitó una tragedia mayor. Este accidente no es aislado. Cuba ha sido testigo de eventos de gran escala que evidencian la violación sistemática de las normas de seguridad e higiene laboral. 

Basta recordar: 

 - 🔥 La explosión en la unidad termoeléctrica de Felton, en Holguín, que paralizó parte del sistema energético nacional. 

- 🏨 El desastre del Hotel Saratoga, en La Habana, que dejó decenas de muertos y heridos. 

- 🛢️ El incendio en la base de supertanqueros de Matanzas, uno de los más devastadores en la historia reciente del país. 

- ⚙️ La avería en la termoeléctrica “10 de Octubre” en Cienfuegos, que evidenció la falta de mantenimiento y disciplina tecnológica. 

Estos eventos comparten un patrón: la ausencia de protocolos efectivos, la falta de inversión en infraestructura, y la desatención crónica por parte de las autoridades. Según un informe reciente del Observatorio de Derechos Laborales y Sindicales, la mayoría de los centros de trabajo en Cuba carecen de condiciones mínimas de seguridad. A esto se suma el hecho de que muchos trabajadores no pueden denunciar irregularidades por temor a represalias. 

La crisis sistémica que atraviesa el país ha paralizado gran parte de las instalaciones productivas. Paradójicamente, esta parálisis ha evitado que ocurran aún más accidentes. Pero no se trata de una solución, sino de una bomba de tiempo. 

Cuando se reactiven estos espacios sin una reforma profunda en seguridad laboral, el riesgo será aún mayor. Es urgente que se reconozca el derecho a un entorno laboral seguro como un principio fundamental. 

No basta con lamentar los hechos una vez ocurridos. Se necesita voluntad política, inversión real y participación activa de los trabajadores en la vigilancia de sus condiciones laborales. La explosión en Camajuaní debe ser un llamado de alerta. No podemos seguir normalizando el peligro como parte del paisaje laboral cubano.

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