Gaza: entre el despotismo de Hamás y la esperanza de reconstrucción

Por Librado Linares Garcia
Gaza ha sido rehén de un régimen brutal. Hamás, organización islamista que tomó el poder en 2007, gobierna con mano de hierro: reprime a opositores, ejecuta sin juicio, censura medios y usa civiles como escudos humanos. No hay libertad, ni derechos, ni dignidad. Hamás no busca paz. Su objetivo declarado es borrar a Israel del mapa. Lo dice sin ambages. Y no está solo: forma parte de una red de grupos terroristas proxi de Irán —junto a Hezbolá, los hutíes, milicias chiitas en Siria e Irak— que sirven a los intereses expansionistas de la teocracia iraní. El 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó un ataque salvaje contra Israel. Más de 1.200 muertos, cientos de secuestrados. Lo más perverso: difundieron imágenes en redes sociales para provocar odio, victimizarse y satanizar a los israelíes. También buscaban abrir un nuevo foco de conflicto que desviara la atención de la invasión rusa a Ucrania. No olvidemos: Irán y Rusia son aliados. Hamás incrusta su infraestructura militar en escuelas, hospitales y mezquitas. En una de las zonas más densamente pobladas del mundo, convierte a los civiles en escudos humanos. ¿Para qué? Para manipular la narrativa global, sabotear el Acuerdo Abraham entre Arabia Saudita e Israel, y frenar el apoyo saudí a la Autoridad Nacional Palestina y la solución de dos estados. Israel, por su parte, es una democracia plural. Allí conviven musulmanes, cristianos, drusos y otras minorías. Participan en la vida pública, ocupan escaños, acceden a programas sociales. Nada de eso era posible bajo el régimen de Hamás. Pero en su intento por erradicar a Hamás, Israel ha cometido errores graves. Los castigos colectivos han causado miles de muertes civiles, incluidos niños y ancianos. Eso debe ser condenado. La lucha contra el terrorismo no puede justificar el sufrimiento de inocentes. Por eso apoyo la propuesta de Trump para Gaza. Un plan imperfecto, pero viable. Prevé un alto el fuego, desarme de Hamás, liberación de rehenes y reconstrucción con apoyo de países árabes ricos. Gaza sería gobernada por gazatíes árabes, con supervisión internacional. Es la mejor opción para devolver esperanza a una tierra devastada. Gaza merece vivir. No morir por intereses ajenos. Comparte si crees que la paz se construye con dignidad, no con terror.

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