Parranda de Camajuaní celebrada en condiciones de crisis
Ayer alcanzó la celebración de la parranda de Camajuaní, en medio de la mayor crisis de los últimos 66 años, la máxima expresión, al salir las carrozas, changüíes y producirse el lanzamiento de fuegos artificiales, en el contexto de la competición de los Barrios Santa Teresa, Chivos y San José, Sapos.
Se pudo apreciar cierto reverdecer del fervor parrandero, sobre todo en la tarde, cuando se realizó la presentación, las congas se bailaron con entusiasmo y el fuego de voladores, morteros y palenques estremeció a los presentes.
La organización del carnaval asociado a la parranda dejó mucho que desear: la suciedad de calles, aceras y parques era alarmante, no construyeron baños públicos, de modo que los hombres, muchas veces pasados de tragos, orinaban en cuanto lugar se les presentó, no iluminaron la calle del paseo ni el parque asociado indisolublemente a esa manifestación de folclore, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, según el refrán: había una boca de lobos.
El precio de las bebidas y comestibles resultó inalcanzable para la inmensa mayoría de los Camajuanenses, que, dicho sea de paso, asistieron a la fiesta en mucho menor número, así como la higiene, la elaboración y la presentación de los productos de gastronomía, en sentido general, fue pésima.
Nota: soy un apasionado de la parranda, participó con ganas los 19 de marzo, desde niño hacíamos carrocitas, voladores en miniaturas y changüíes a nivel de barrio.

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